jueves, 31 de marzo de 2016

"Casi robots" de la antigüedad


Cuando se piensa en robots o autómatas antiguos se podría pensar que se remontan a solo unas cuantas décadas atrás, a lo mucho quizás un centenar de años o relegarlos a la fantasía literaria, lo cierto es que sería un error. Históricamente los primeros autómatas se remontan al Antiguo Egipto donde las estatuas de algunos de sus dioses o reyes emitían sonidos u otras poseían brazos mecánicos operados por los sacerdotes del templo, todo esto con la finalidad de inspirar temor y el respeto a todo aquel que las contemplara. 

Cabe resaltar que la diferencia entre estas dos maquinas radica en que el autómata carece de un procesador de memoria, o en términos más simples, "de cerebro" por eso sólo puede repetir una serie limitada de movimientos programados. En el caso de los robots ellos cuentan con un "cerebro electrónico" que les permite analizar la situación que se les presenta antes de ejecutar una acción.


Filón de Bizancio (del 280 al 220 a.c.) fue un escritor griego cuyos escritos trataron de mecánicamatemáticas, construcción de puertos y artilugios de guerra tanto ofensivos como defensivos entre otras cosas. 

Entre sus obras de encuentran:

Isagoge, una introducción a las matemáticas.
Mochlica, sobre mecánica en general.
Automatiopoeica, sobre juguetes mecánicos y diversiones.

fue el responsable de muchas de las ideas que fueron llevadas a la práctica por Herón de Alejandría y otros inventores a través de la historia y hasta nuestros días. Filón y otros de las escuelas de Alejandría crearon prototipos de autómatas y máquinas que se autorregulaban, maquinas que hacían lo mismo una y otra vez.


Su invención mas celebre se trata de una "camarera automática" cuando le ponía una copa en la mano, servía de una jarra en su otra mano vino y después agua dependiendo que tan fuerte se quisiera el vino. 

El artilugio consistía en que dentro de la señorita en cuestión habían dos contenedores (uno con agua y otro con vino) con cuatro conductos: dos salían de las bases y llegaban por el brazo hasta la jarra y los otros dos salían de la parte superior hacia lo que sería el estómago de la camarera. 

Estos últimos estaban abiertos en su extremo final con un orificio. Desde la mano donde se posaba la copa salían otros tubos con agujeros también en los extremos de tal manera que, al apoyar nuestra copa, la mano cedía por el peso, movía el conducto y el agujero de uno de los tubos coincidía con el orificio del conducto que iba al contenedor de vino, introduciendo aire en él y haciendo salir por tanto el licor por el conducto inferior hacia la jarra. 

A medida que la copa pesaba más ya no coincidían los orificios y se dejaba de servir vino, pero entraban en contacto los otros dos orificios (el del tubo del contenedor de agua y el que viene desde la mano de la copa), haciendo salir agua por la jarra para aclarar el vino. Cuando la copa pesaba demasiado, se cortaba el grifo al perder el contacto entre los dos orificios, lo mismo que ocurría si decidíamos quitar la copa antes de tiempo.





Herón de Alejandría (del 20 al 62 d.c.) se dice pudo haber sido el padre de la robótica, fue un matemático e ingeniero griego del periodo helenístico, nació probablemente en Egipto y realizó su trabajo en Alejandría. Escribió al menos 13 obras sobre mecánica, matemáticas y física por lo que se gano el sobrenombre de mechanikós es decir "el mecánico", aunque tambien sobresalió por sus ingenios en el campo del teatro además de la geodesia.

Muchas de las invenciones de Herón tenían funciones prácticas como puertas automáticas para los templos o maquinas expendedoras de agua y vino, pero también destacaba en el arte de crear mecanismos para divertir. Uno de sus mayores retos fue crear sistemas tecnológicamente avanzados para espectáculos, una idea con la que soñaba era un teatro sin actores, solamente figuras mecanizadas. 




-Puertas automáticas: al encender un fuego, éste calentaba el aire de un depósito subterráneo que contenía agua, la cual, al aumentar la presión del aire, salía hacia un recipiente próximo que, al aumentar de peso, tiraba de unos engranajes que acababan moviendo las puertas. Incluso, para asombrar más a los visitantes, a veces se aprovechaba el aire que se desprendía al enfriarse para generar "sonidos celestiales".



-Máquina expendedora: La persona introducía un dracma por una ranura para luego recibir un poco de agua sagrada para entrar al templo o vino dependiendo de donde estuviera. El mecanismo consiste en que la moneda caía en el extremo de una palanca que se levantaba del otro lado, tirando de un tapón y dejando salir el líquido, cuando la moneda acababa de caer, el tapón volvía a su sitio.




Los autómatas de Herón fueron bien conocidos y vamos a mencionar dos ejemplos de los 78 de los que se tiene conocimiento:





Estas figurillas se ubicaban sobre un pedestal hermético dividido en dos partes: la superior contiene agua y la inferior aire separadas por un tapón. Al levantar la manzana (K) del suelo, tensamos la cuerda Q que va directamente a un gatillo que hay en la mano del hombre, disparándose una flecha contra el dragón. 

A la vez, el agua cae por el sifón provocando la salida del aire contenido por el tubo Z generando un siseo agónico proveniente del dragón.






Esta reconstrucción de Hércules y el Dragón corresponde a Giovanni Battista Aleoti, 1589, Cuando Hércules golpea la cabeza del dragón, este arroja agua sobre su cara.









Como dato adicional, mencionare su invención más famosa "la eolípila", una máquina a vapor que funcionaba exactamente con el mismo principio que las grandes máquinas de la revolución industrial y que muchas turbinas modernas generadoras de electricidad.

Consistía en un depósito de agua con una fuente de calor situada debajo y la tubería de cobre que se extendía hacia arriba y que actuaba como el centro de una esfera en rotación. En el exterior de la esfera salían dos boquillas desde el tubo, dobladas por fuera de la superficie de esta esfera, lo que formaba una "L". 

El principio detrás de la máquina es que el vapor del agua caliente asciende a través de la tubería de cobre hacia la esfera. Este vapor se escapa a alta velocidad a través de las boquillas, lo que genera un empuje de acuerdo con la segunda y tercera ley de movimiento de Newton, provocando que la esfera gire sobre su eje.

Cualquiera podría preguntarse entonces, si se contaba con esta maquina ¿como es que no se empezó a explotar este tipo de poder desde esos tiempos? y la respuesta es que, en Egipto, la fuerza laboral y el trabajo de esclavos eran tan baratos que no necesitaban maquinas para hacer el trabajo. 

Esto se vuelve un fenómeno interesante, se puede tener una tecnología pero sin saber que se puede hacer con ella porque no hay una necesidad económica real para ella. 

La historia nos ha enseñado que la revolución industrial se inició en la segunda mitad del siglo XVIII en el Reino Unido, pero imaginen como podría haber sido el mundo si esta revolución hubiera tenido lugar casi dos mil años atrás en Alejandría.




Papa Silvestre II (del 945 al 1003) antes de ser papa fue un erudito conocido como Gerbert d'Aurillac científico de su época, teólogo y filósofo, pero es en su faceta de matemático en la que más destacó. 

El ingenio y la inteligencia de Gerbert muy a menudo estaba demasiado alejada de la comprensión de sus contemporáneos, tanto así que creían que algunos de sus inventos estaban relacionados con magia y hechicería, por lo que llegaron a considerarlo como un mago.




Su creación más notoria se trataba de una "cabeza mecánica de bronce parlante", a la cual al hacerle una pregunta, era capaz de responder en forma afirmativa o negativa. Debido a esto también se le atribuye al erudito el haber inventado la primera inteligencia artificial.

Este aparato tan avanzado para la época, parece haber sido consultado por Gerbert para abordar cuestiones importantes relacionadas con la política o la religión. Poco después de su muerte se cree la cabeza original fue destruida o tal vez ocultapero las referencias a su existencia todavía se consultan en la Biblioteca Vaticana.





Al-Jazarí "el robotista del medievo" (del 1136 a 1206) fue un importante erudito, artista, astrónomo, inventor e ingeniero mecánico proveniente de Mesopotamia que floreció durante la Edad de Oro del Islam en la Edad Media. 

Inventor del cigüeñal y los primeros relojes mecánicos movidos por pesos y agua entre otros muchos inventos de control automático, estuvo también muy interesado en la figura del autómata creando una obra del mismo nombre (también llamada El libro del conocimiento de los ingeniosos mecanismos) y considerada una de las más importantes sobre historia de la tecnología.










Entre sus creaciones se destacan un autómata con forma humana que servía distintos tipos de bebidas o un complejo "reloj elefante", animado por seres humanos y animales mecánicos que se movían y marcaban las horas. 

Existe una replica a tamaño real del reloj elefante en el centro comercial "Ibn Battuta", en Dubái.







Leonardo da Vinci (del 1452 a 1519) sabio renacentista italiano versado en todos los ámbitos del conocimiento humano. Incursionó en campos tan variados como la aerodinámica, la hidráulica, la anatomía, la botánica, la pintura, la escultura y la arquitectura, entre otros. 
Su producción pictórica fue reconocida como la de un maestro capaz de materializar el ideal de belleza en obras de turbadora sugestión y delicada poesía, como serian "La última cena" y "La Mona Lisa".

La genialidad de este excelso artista excede el campo de lo meramente pintoresco, y entre sus trabajos se pueden encontrar cosas tan extraordinarias como un precursor del helicóptero, un esnórquel, un paracaídas, un submarino y hasta un tanque, entre otras cosas.



A pesar de esto, uno de sus más intrincados inventos pero también de los menos conocidos es pues el "caballero robot" de Leonardo, un autómata humanoide vestido con una armadura medieval germano-italiana, que aparentemente era capaz de hacer varios movimientos parecidos a los de los humanos. 

En estos movimientos se incluyen sentarse, mover los brazos, el cuello y la mandíbula de una forma anatómicamente perfecta. Se interpreta que esto es fruto de la extensa investigación anatómica que realizó el sabio.




Juanelo Turriano (del 1501 a 1585) tambien conocido como Giovanni Torriani, fue un hábil relojero, 
ingeniero e inventor hispano-milanés. Llegó a España en el año 1529 llamado por Carlos I, y ya como Juanelo Turriano, fue nombrado Relojero de Corte y construyó para este rey el famoso Cristalino, un reloj astronómico que le hizo ser conocido en su época, porque era capaz de indicar la posición de los astros en cada momento, con objeto de interpretaciones astrológicas. 

Es más conocido por la máquina hidráulica que construyó para subir el agua a Toledo desde el río, conocida como el Ingenio de Toledo o Artificio de Juanelo. Esta máquina conseguía llevar el agua del río Tajo hasta el castillo fortificado, situado a casi 100 metros por encima del cauce del río.




Inventor de multitud de mecanismos, se le atribuye la creación de un intrincado autómata (entre otros muchos como danzarines, guerreros o pájaros voladores) llamado “El Hombre de Palo”, un sirviente autómata que se diferenciaba del resto por estar hecho de madera y que recorría las calles pidiendo limosna para su dueño haciendo una reverencia cuando la conseguía.










Pierre Jaquet-Droz (del 1721 a 1790) Posiblemente el mejor y más conocido creador de autómatas de la historia. Fue un famoso relojero y filósofo de finales del siglo XVIII. Sus tres obras maestras causaron asombro en la época llegando a ser contemplados por reyes y emperadores tanto de Europa como de China, India y Japón. Las cuales son:

El primero de ellos, "La pianista", es un autómata con forma de mujer que toca el órgano, con la particularidad de que es la propia figura la que interpreta las obras pulsando las teclas con sus dedos sin tener el sonido pregrabado o procedente de otro lugar. Compuesta por 2.500 piezas podía mover los ojos dirigiendo la mirada del piano a los dedos, inclina el cuerpo, respira y al finalizar cada tema hacía una reverencia.



"El dibujante", por otra parte, estaba compuesto por unas 2.000 piezas, tenía forma de niño sentado en un pupitre y podía realizar hasta cuatro dibujos distintos. Al igual que el anterior imita el comportamiento mientras realiza la tarea moviendo los ojos, las manos o incluso soplando en el papel para eliminar los restos del polvo del lápiz.

El último, y más complejo de los tres autómatas, es "El escritor", compuesto por más de 6.000 piezas. Podía escribir utilizando la pluma gracias a una rueda donde se seleccionaban los caracteres uno a uno pudiendo escribir así pequeños textos de unas cuarenta palabras de longitud. Como los anteriores, realizaba movimientos propios de un ser humano como mojar la tinta y escurrir el sobrante para no manchar el papel, levantar la pluma como si estuviera pensando, respetando los espacios y puntos y aparte, además de seguir con la mirada el papel y la pluma mientras escribe.

Los tres autómatas se pueden contemplar en el Musée d’Art et d’Histoire de Neuchâtel, Suiza.




Tanaka Hisashige (del 1799 a 1881) fue un estudioso de la revolución tecnológica y científica europea, ingeniero, inventor de finales del periodo Edo a principios de la era Meiji y fundador de lo que pasaría a ser la Corporación Toshiba. Desde temprana edad fue evidente que poseía dotes de artesano. A los ocho años inventó un estuche para piedra de entintar con una cerradura especial que requería que un cordel fuera retorcido de cierta manera para poder abrirse y a los catorce ya había inventado un telar capaz de tejer los más intrincados diseños.

A los 20 años comenzó a fabricar las llamadas "muñecas karakuri" que quiere decir “aparatos mecánicos para producir la sorpresa en una persona”. 

                                                                          
Eran muñecas autómatas impulsadas por resortes, energia neumática o hidráulica capaces de realizar movimientos relativamente complejos. Fueron bastante populares entre la clase aristócrata de Kioto, dominios feudales y el Shogunato de Edo. Se distinguían tres tipos de figuras: las “Butai Karakuri” que se usaban en el teatro, las “Zashiki Karakuri” más pequeñas y con las que se jugaba en las habitaciones y las “Dashi Karakuri” que se utilizaban en las festividades religiosas. Su mayor tarea era la representación de mitos y leyendas tradicionales aunque existían de todo tipo como algunos que servían el té o lanzaban flechas con un arco.

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