domingo, 20 de marzo de 2016

Concepción del Inframundo e indicaciones para hallarlo


En la antigüedad, culturas como los griegos y romanos veían a Hades/ Plutón como el amo y soberano de el mundo subterráneo, la tierra de los muertos, dominaba el basto reino donde todos los mortales hubieran sido buenos o malos debían ir cuando morían. La mayoría de las personas no querían tener nada que con Hades, porque conocerlo significaba estar muerto.

Textos de la época describen al inframundo como una gran extensión de cuevas y ríos además de oscuro, lóbrego y lleno de la tristeza de las almas en pena, o para lo que los griegos serian las sombras; Un lugar frió donde densos vapores emanan del Estigia y se puede oler la peste de la podredumbre.




Hablando en un contexto cristiano, seria el equivalente del cielo, el infierno y el purgatorio todos convergiendo en el mismo lugar. Dependiendo de como hubieran sido sus acciones en vida, el alma del difunto debía permanecer en alguno de estos tres niveles.

Muchos de los muertos descendían a los campos de Asfódelos, el lugar de descanso de las masas anónimas, las almas de aquellos que tuvieron una vida moderada respecto a los conceptos del bien y el mal.



Hay un lugar reservado para aquellos que han cometido un sin numero de atrocidades o han ofendido más a los dioses, un gran abismo de miles de kilómetros de fondo rodeado por ríos de fuego y concebido solo para el sufrimiento y tormento eternos, las almas de los peores seres humanos iban a parar al Tártaro.



También para unos cuantos merecedores de ello, había un paraíso esperando en el nivel final del inframundo: las islas de los bendecidos o campos Elíseos, un sitio en el cual las almas de hombres virtuosos y heroicos guerreros iban a pasar el resto de la eternidad en una existencia dichosa y feliz, con campos verdes, abundante comida y donde existía la amistad pura. Era el equivalente del cielo para los antiguos griegos.


En la literatura clásica era comúnmente visto que valientes héroes tuvieran diferentes motivos para internarse en las profundidades del reino de Hades, esto refleja esa necesidad que el ser humano sentía por desafiar y hasta superar a la muerte. Tenemos como ejemplo uno de los 12 trabajos del poderoso Hércules, el cual consistía en doblegar a Cerbero el infernal perro de tres cabezas que custodiaba la entrada del Inframundo y llevárselo al rey Euristeo.


O también el intento de Orfeo por conmover al dios de los muertos con la melodiosa música de su lira y lograr que le devolviera su difunta esposa Eurídice.


Hallazgos arqueológicos en los últimos dos siglos en tumbas antiguas han arrojado luz sobre las distintas formas que los griegos veían a la muerte. Se han hallado pequeñas tablillas de oro llenas de referencias hacia Hades y el mundo de los muertos, casi parecen como direcciones para llegar al Inframundo de alguien que ya estuvo allí. Se cree que estas visiones del otro mundo se derivaron de los poemas de Orfeo.


"Esta es la obra de Mnemosine.

Cuando desciendas a La morada de Hades,
hallarás a la derecha de la puerta una fuente,
y junto a ella un ciprés blanco.

Alli las almas, cuando descienden, se refrescan.

A esta fuente ni siquiera te acerques.

Pero hallarás otra, de agua fresca fluyendo del lago de Mnemosine.

Delante de ella hay guardias.
Te preguntarán, con sagaz discernimiento,
por que investigas las tinieblas del sombrío Hades.

Responde:
-Soy hijo de la tierra y del cielo estrellado,
pero soy de estirpe celeste.
De sed estoy seco y me muero.
Dadme pronto agua fresca para beber, la que mana del lago de Mnemosine-.

Entonces consultarán con la reina subterránea
y luego te darán de beber de la fuente sagrada.
Entonces, una vez que hayas bebido,
irás a lo largo del camino sagrado
por el qué otros Mysta (Iniciados) y bacchoi (bacos) avanzan gloriosos
y mandarás sobre los demás héroes."


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